lunes, 15 de abril de 2019

LADRIDOS




Érase una vez en un pequeño baserri del valle de Arratia, una familia que vivía humildemente junto con su perro Lagun. Era una familia trabajadora que vivía de la huerta y de los animales que criaba.  Tenían un hijo de 5 años llamado Aitor al que siempre estaban reprendiendo y recordando lo que estaba bien y lo que no. Una mañana de primavera que los padres de Aitor estaban trabajando en el baserri, éste decidió ir a jugar al río que estaba un poco alejado de donde él vivía. Aitor sabía perfectamente que sus padres se lo tenían prohibido pero aun así les desobedeció. Cuando llego al río comenzó a jugar con un palo chapoteando el agua. De pronto se resbalo y cayó al agua.


En el baserri los padres de Aitor no se habían dado cuenta todavía de que éste se había marchado de casa, pero Lagun, el perro de la familia, sí. El perro había seguido los pasos de Aitor hasta el rió, y llego justo a tiempo para meterse a sacarlo. Lagun agarro a Aitor de la camiseta con sus dientes y lo saco al borde del rió. Pero cuando el perro quiso salir se le quedó atrapada la pata trasera con unas bolsas de plástico que estaban enganchadas a unas rocas. El perro comenzó a ladrar desesperadamente pidiendo auxilio y fue entonces cuando los padres de Aitor al oír los ladridos se dieron cuenta de que algo estaba pasando. Rápidamente se dirigieron al río pensando que lo más probable fuera que los ladridos provinieran de allí.
Cuando llegaron se encontraron a Lagun ahogado en el agua y a Aitor triste y llorando al borde del río.

                                                                                                        Mª SOLEDAD ECHEVARRIA 

No hay comentarios:

Publicar un comentario