lunes, 20 de mayo de 2019

YO PLÁSTICO



Hasta principios del siglo XIX yo no era nada,  una sustancia perdida en el universo, sin ninguna importancia  para nadie.  
Ya en 1909 un señor llamado Leo Hendrik Backeland, empezó a experimentar con mis genes, y consiguió un hijo de sus trabajos al que conocemos como “baquelita”.
A partir de ahí todo fue estupendo, el trabajo se hizo más fácil y llevadero, puesto que yo soy muy moldeable y liviano.
Además de eso, mi elasticidad para poderme   aplicar a casi todas las cosas, consiguió que mi aplicación se fuera expandiendo y llegara a artículos, productos etc., y entrara en todos los hogares sin relegar ninguno ya que encima soy económico.
Hasta aquí todo iba bien y era recibido en todos los lugares con gusto, agrado, y permisividad. 
Pero en pleno siglo XXI, se han dado cuenta de que mi uso, se ha convertido en abuso, y como se hace  normalmente cuando pasa eso, pasamos de estar en todo presente, a que nos releguen no ya a un segundo plano, sino que nos destierran por otro artículo, y encima con una mancha en nuestro curriculum, un apelativo despectivo como “botellitis” “bolsitis” “plastiquitis”.
Y digo yo, ¿Qué he hecho para merecer esto?, creo que lo justo sería que todos los que ahora me denominan así, hicieran un análisis de la culpabilidad que tienen, y que si hubieran sido más comedidos  y respetuosos en mi uso, es posible que no se hubiera llegado a esto.

Conchi Bernal. Creación Literaria.

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