Nací en Castilla la Mancha, en un pueblo situado a 12 km. de las tablas de
Daimiel, ya visitadas por muchos turistas. Cuando era
jovencita me lo pasaba muy bien yendo a los ríos y a los lagos a
bañarme. Todo estaba muy limpio y no había contaminación ni vertidos tóxicos de ninguna empresa. Junto a los ríos
vivían pescadores que hacían allí sus humildes casitas de carrizo, piedra y
barro. Todos los fines de semanas salían por costumbre a limpiar los ríos en
barcos y a cortar los carrizos, las aneas y los juncos para hacer manualidades
muy bonitas y originales. Estas artesanías se las vendían a los ricos para
adornar los pisos que tenían cerca del mar. La gente del pueblo solía ir los
domingos a pasar el día al campo, y visitar a los pescadores solo por ver lo limpio que tenían todo.
Pero hoy en
día todo ha cambiado, porque los hijos de los pescadores prefieren el mar a los
ríos y los arroyos. Y no les interesa la pesca, la forma de vivir ha cambiado y
la gente ha pasado del esfuerzo a la comodidad. Me dan pena aquellos pescadores
que lucharon tanto por mantener limpios los ríos, al ver que ahora se contamina
todo tanto y con tan poco conocimiento.
Me preocupa el planeta que les estamos dejando a
nuestros nietos, porque no nos estamos molestando en enseñarles que no se debe
contaminar y que hay que reciclar cada
cosa en su bolsa. Es necesario acostumbrar a las nuevas generaciones desde
pequeños a reciclar y respetar el medio ambiente. I.S.G.
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